Libro resultado de investigación - Innovación y Producción ..
La globalización del siglo XX, como la expresión de una transición del pensamiento económico dominante, que priorizaba el papel de un Estado proteccionista y el cierre de las fronteras comerciales para garantizar la estabilidad de sus empresas, hacia un modelo que ha impulsado la apertura de las economías del mundo y el libre comercio, representó un cambio radical en la lógica de los mercados nacionales. Después de más de tres décadas lo que se observa es un re-posicionamiento de las grandes empresas, mismas que se han visto favorecidas en su proceso de acumulación, ya que cuentan con mejores condiciones para competir dada la mayor capacidad de negociación que poseen frente a otros actores que se insertan en las cadenas de valor y el poder que muestran sobre los medios de comunicación y el uso de las nuevas tecnologías para atraer a los consumidores.
En ese contexto las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) quedan insertas en un mundo altamente competitivo donde la oferta de los grandes consorcios llega hasta sus nichos de mercado, instalándose como una competencia directa. Las alternativas para este segmento de organizaciones en los distintos sectores están en la posibilidad de insertarse en la cadena de valor de las grandes compañías o en desarrollar estrategias novedosas que superen los esquemas de administración tradicional, y donde la gestión del conocimiento, la innovación, la interacción con actores externos y el uso de las nuevas tecnologías y métodos sustituyan el enfoque productivista del pasado.
Tal acercamiento a esa nueva visión de empresa entre las Mipymes ha sido relativamente lento, en particular para aquellas ubicadas en América Latina y especialmente para las micro empresas. A pesar de que en las estadísticas de Latinoamérica las Mipymes siguen representando un número mayoritario, el 90% de las empresas, con una aportación promedio a la generación de empleos del 50% y al PIB de la región del 28%, ello no las exime, de una alta tasa de mortandad, alta rotación de personal, baja eficiencia en sus procesos, limitada innovación en todas las actividades internas y dificultades para conservar sus segmentos de mercado.
Las posibilidades que tienen este tipo de empresas para vincularse a despachos de consultoría profesional en áreas específicas son muy limitadas, debido a que no siempre está disponible la oferta de los servicios específicos requeridos y a los altos costos que ello implica. La excepción son aquellas que logran insertarse en los procesos de proveeduría de las grandes empresas transnacionales, donde por contrato se les exige y en ocasiones, se les facilita la modernización de sus procesos.
Bajo esa dinámica, el rol de las Instituciones de Educación Superior (IES) en su función de vinculación con el sector productivo para apoyar con asesorías y capacitación ha tomado gran importancia en las últimas décadas. En una gran parte de las instituciones educativas del primer mundo y de Latinoamérica a la figura del académico-investigador se ha sumado la tarea de consultor. Esto ha dado pie al desarrollo de nuevas metodologías que ponen en el centro la idea de general conocimiento, que después regresa a las aulas. En el ámbito empírico se colabora al intervenir en las organizaciones estudiándolas y desarrollando estrategias para la solución de problemas específicos que enfrentan en su actividad productiva y comercial.